El que piense que un fin de semana en un pueblo con menos de doscientos habitantes (bastantes menos en realidad, el frío este año ha hecho estragos) es un fin de semana tranquilo, se equivoca. No se si será otro efecto secundario de la cal hidratada que corre por las cañerías o que el aire es demasiado puro y no se adapta al progreso, no se... el caso es me tranquiliza estar de nuevo en la capital.
Noches de fiesta y días de repliques de campanas; me alegro de dedicarme a tiempo completo sólo a lo primero. Aranda y Baños (de baldearados, creo) son los escenarios del primero de los...llamémoslos lapsus; allí asombrada compruebo como una niña de 17 años, mucho más guapa de lo que debería, hace perder la cabeza a un niño de 23, y el niño, que no ve que la niña hace lo mismo con los otros niños; o que si lo ve y le da igual, acaba mintiendo a los amigos, con palabras cortas, eso sí, para que se note menos, supongo.
Y mientras la Ermita de San Roque se abre a cristianos, católicos, musulmanes y herejes; que para eso es una Ermita del ayuntamiento y no del clero, cogemos el bus en dirección contraria, no estoy de buen humor y me apetece un café tranquilo. CAFÉ CON LECHE Y CON HIELOS, coño, 4 años pidiendo lo mismo y cuando alargas la borrachera y abres el bar sin dormir se te olvida; es lo que tiene ir al bar de un amigo, y es lo que tiene que siga siendo tu bar favorito a pesar de que es el único bar en el que el cliente no tiene la razón.
Y no es el dueño el único que sigue de fiesta a las 5 de la tarde, sus amigos también están de lapsus... y mientras uno coge un megáfono el otro se coloca un hábito y se sube en la barra a cantar canciones de misa que el alcohol ha debido rescatar de algún lugar de su memoria, pero tiene que bajarse porque suda mucho y le pide al otro que le moje la espalada, la cerveza es buena para eso ¿no?, el tercero aparece disfrazado de Tejero, y se caen al suelo; y yo aunque me de pena agradezco el espectáculo porque es imposible no reirte; el que quedó en pie pone sillas encima de los otros que no pueden moverse, y cantan todos la canción de mis amigos de Amaral y se ríen mientras nos cuentan que iban desnudos por la carretera y que se han caído en unos cardos, y que uno acabó sangrando y nosotros nos reimos mientras vemos los videos de patadas voladoras a unos bichos que no existen, con su ostia correspondiente contra el cemento...no pasa nada...estaban anestesiados de antemano, es lo que tiene el desamor...
Así que regreso al pueblo con una historia que contar, pero pierde interés cuando me cuentan la del cura de verdad, lapsus tercero, y como debe ser nadie recuerda exactamente lo que pasó, así que puedes oir muchas versiones; el cura joven, buena gente, el que más ha hecho por el pueblo, al que todo el mundo quería hasta el punto de tenerle una plaquita preparada en agradecimiento, no pudo entender la tradición de subastar los palos de las andas del santo, y perdió todos los papeles ( como dice mi abuela la gente se vuelve loca de puro listo) y se rompió el clima de recogimiento y los feligreses que son unos aldeanos dejaron sus papeles junto a los del párroco y empezaron a gritar que se vaya el cura hasta que se fue nadie sabe donde; y cada uno a su casa, bueno...a la del vecino para comentarlo.
Un poco por influencia paterna, vamos por los cabreos que se coge cuando tiene que meter mis bultos en el maletero
.otro mucho por la desagradable experiencia vivida a la vuelta de mi viaje a Barcelona, en el que descubrí para mi frustración que hay algo que tienen en común Madrid y Barcelona y es las dos estaciones de metro que conectan con los intercambiadores de autobuses (Arco del Triunfo/ Avenida de América) no tienen escaleras mecánicas, o al menos tienen muchos tramos en los que es necesario cargar con la maleta y subir escaleras a pata. Mis felicitaciones a los señores alcaldes. Aquel día me me di cuenta de que era mucho mejor tener una maleta pequeña y que pesara poco (gracias perroverde, tu maleta era estupenda). Así que ayer me compré una maleta roja mucho más manejable que mi mastodonte azul. Tiene un montón de apartados, bolsillos
aun así es imposible que quepa todo lo que me suelo llevar a los viajes, en fin
supongo que el siguiente paso será reducir el equipaje.
Mira que a mi me encanta bailar y que los viernes y sábados por la noche soy poquito exigente con las letras (que me he reído mucho con la de la ma-yo-ne-sa) pero este año ando bastante cabreada con eso del reggaeton. No he conseguido encontrar la letra de una cancioncita que escuché en Pachá Barcelona, decía entre otras cosas.. si se porta mal dale con el látigo, si se sigue portando mal dale con el látigo, dale con el látigo, a ella le gusta; y lo malo es que la reacción general de la gente no es indignarse, sino bailar moviendo el culo, con orgullo. Claro que también me moría de vergüenza ajena en otro club al que fuimos cuando una chica ideal se subió a la barra para menearle el coctel al camarero mostrando la mejor de sus sonrisas mientras las trataban como objetos sexuales. Mi frustración aumentó cuando al comentárselo a mi hermana adolescente (que es de las que reivindica que la palabra jueza aparezca en el diccionario) me contestó que el reggaeton está to bien y que yo estoy mazo reprimida. Pues nada .
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